Ch.2 - Inked Skin

No estaba siendo un día especialmente caluroso, pero el paseo desde su casa al templo de Ryu hizo que Masa llegara agotado y acalorado. Cuando Hideto le abrió la puerta, tras saludarlo con una sonrisa cariñosa y una pequeña inclinación de cortesía, le sugirió salir a tomar algo fresco.
Un rato después, los dos chicos estaban sentados a la sombra del edificio, en un escalón, con dos vasos de té helado. Masa estaba tranquilo y relajado, disfrutando de ese domingo sin nada que hacer, igual que Hideto.
- Entonces, ¿decías que Ryu esta tarde estaba ocupado?
Hideto asintió.
- Un amigo suyo viene a que le haga un tatuaje.
- ¿Crees que le importará si miramos? Tengo curiosidad.
- Creo que no, pero le puedo preguntar antes de entrar.
Mientras charlaban, un chico se iba acercando a la entrada del templo. Hideto reconoció enseguida a Shou, y en cuanto éste estuvo cerca suya, se levantó para recibirlo con una pequeña inclinación y saludarlo.
Cuando éste fue a saludar al chico que había junto a Hideto fue cuando se dio cuenta de quién era. Enseguida se le dibujó una sonrisa en la cara y alzó una ceja de manera traviesa.
- Vaya, vaya… el mundo es un pañuelo... – no le quitaba el ojo de encima a Masa, esperando una respuesta por su parte. ¿Cómo iba a imaginar que encontraría a aquel encanto de Ni-chome justo en el templo de su amigo? – Qué casualidad verte de nuevo… - le dijo inclinando la cabeza a modo de saludo.
Masa no salía de su asombro. Aquella noche había visto a mucha gente, pero era imposible que se olvidara de aquel chico. Ni siquiera se daba cuenta de la cara de idiota que estaba poniendo, pasmado y con la boca abierta por la sorpresa.
- Tú... ¿Qué...? ¿Qué haces tú aquí?
- Hacerme un tatuaje… ¿y tú?
- ¡¿Eh?! ¿Ya os conocíais? - Preguntó Hideto, mirándolos pasmado.
- Eso parece… - le respondió Shou sin perder de vista a Masa
- Pero… ¿cómo…? – les fue a preguntar, pero en ese mismo intante Ryu salió a la entrada.
- Llegas un poco tarde, ¿no? Te estoy esperando un buen rato.
Shou se olvidó de los dos chicos y miró a Ryu, soltando un resoplido.
- Macho, si no vivieras como los viejos, apartado en el monte, no me costaría tanto venir.
- Anda… vamos a terminarte ese tatuaje... - respondió Ryu poniendo los ojos en blanco y resoplando, y entró de nuevo. Antes de seguirle, Shou miró a Masa, y sonriéndole, le guiñó un ojo.
Cuando Hideto y Masa se quedaron a solas, el más bajito miró al otro.
- Masa… ¿cómo es que conoces a Shou?
Él aún no podía creerse lo que acababa de pasar.
- ¿Shou? ¿Se llama Shou? - Finalmente, se frotó los ojos con las manos y pareció volver en sí. - Nos conocimos hace unas semanas... en Ni-chome... Pero sólo fue una noche, no sabía ni cómo se llamaba... ¡y mucho menos que lo conocieráis!
- En Ni-chome… ¿¡EN NI-CHOME!? – gritó de repente Hideto al caer en la cuenta de lo que eso significaba – Masa… ¿te… te acostaste con él…? - soltó muy bajito, llevado por el tremendo sofoco que aquello le suponía.
- ¡Claro que me acosté con él! ¿Qué pasa? ¿Tiene pareja? - De pronto parecía preocupado. - ¡Ah, que le jodan! ¡Si la tiene no es culpa mía, yo sólo hacía mi trabajo! - Al ver el horror en la cara de su amigo se apresuró en aclarar las cosas. - ¡No! ¡No me pagó! Lo hice con él porque quise, ¿vale? Los dos quisimos, fue de mútuo acuerdo, un polvo de una noche y adiós muy buenas, ¡se suponía que no íbamos a vernos más! - De pronto se había puesto nervioso.
Hideto estaba cada vez más ruborizado y sofocado.
- Está bien… está bien… no… no tiene pareja… no es que me agrade la idea de que te acostaras con él tan libremente… pero prefiero que fuera así a que te pagara… ya sabes que no estoy muy de acuerdo con tu trabajo… - resopló y se frotó la cara con fuerza, tratando de buscar la manera de cambiar de tema lo más rápidamente posible. - Esto… ¿quieres que veamos cómo Ryu le tatúa?
- ¡¡No!! - Exclamó Masa, con horror. - ¿Tú has visto cómo me ha mirado? ¿Y cómo me hablaba? ¡Se ha reído de mí! - Cogió la mano de su amigo y lo hizo acercarse a él. - Mira, Hideto, para él no soy más que un puto, ¿entiendes? Y el tío tiene toda la pinta de ser un chulito que se cree superior a los demás. - Bajó la mirada, levemente sonrojado, y durante unos momentos ninguno de los dos dijo nada. Cuando Hideto estaba a punto de responder, Masa le cortó y siguió hablando. - ¿Hay algún sitio desde donde los podamos ver sin que nos vean...?
Tras pensar durante unos segundos, Hideto tomó a Masa de la muñeca para llevarlo a algún lugar del jardín trasero desde donde pudieran ver cómo Ryu le tatuaba. Se encaramaron a la pared, junto a la puerta corredera de la estancia donde estaban Ryu y Shou. Esta estaba ligeramente abierta para que corriera el aire, y podían escuchar perfectamente la conversación.
Masa echó un vistazo dentro, lo justo para ver a Shou recostado en la camilla, sin camiseta. Apenas un segundo después apartó la mirada, extrañamente avergonzado, y se quedó escuchando la conversación.
- ...¿De qué conocéis al chico que está con tu novio? - oyeron que le preguntaba Shou a Ryu.
- ¿Que de qué? - Repitió éste preparando la máquina de tatuar antes de acercarla al brazo del chico. - Es amigo nuestro, ¿por? ¿Es que le conoces?
Shou resopló... lo que más le molestaba era lo escueto que podía ser Ryu a veces.
- Algo así... de Ni-chome...
Ryu iba a acercar la máquina al brazo de Shou, pero se detuvo en seco y le miró alzando una ceja.
- No sabía que estabas tan desesperado como para pagar por un polvo...
- ¡Que no, coño! Que a mí no me van esas cosas... nos acostamos por gusto, ¿vale? No le pagué nada... sólo la habitación donde pasamos la noche juntos...
Ryu se había recostado en su asiento para escucharle, pero seguía manteniendo alzada la ceja.
- Macho, no me mires así, ¿vale? Como si tú no hubieras echado un polvo esporádico nunca... - resopló - A ver... el chico me gustó, ¿vale? Es guapo... ¿qué querías que hiciera? No buscaba pagar un puto, sólo pasarlo bien... hace tiempo que no follo...
- Está bien, está bien... no me des más explicaciones... - Entonces le miró seriamente - Espero que lo trataras bien... - y comenzó a repasar con la máquina las líneas dibujadas en el brazo del chico sin previo aviso, haciendo que éste se quejara.
- Créeme... no tuvo queja... Y yo tampoco, por supuesto... Tío... tú sabes ser menos bruto...
Fuera, mientras Masa miraba a hurtadillas, Hideto eschuchaba detrás de él, y no pudo evitar soltar un murmullo al tratar de agarrarse a su amigo para no caerse, haciendo que Ryu, desde dentro, se precatara de que estaban ahí.
- A ver... ¿qué os pasa a vosotros dos? Salid de ahí.
Sofocado de nuevo, Hideto salió en defensa de ambos.
- Discúlpame, Ryu... es que queríamos ver cómo le tatuabas, pero no queríamos molestar...
- No molestáis... solamente sentaos por ahí y manteneos en silencio...
Hideto empujó a Masa hacia dentro, cogiéndole de la mano, y ambos se sentaron a un lado, desde donde podían ver perfectamente cómo Ryu tatuaba a Shou... aunque eso supusiera estar demasiado expuesto a la mirada de éste.


Masa no sabía a dónde mirar ni qué hacer con las manos. Quería verlo, obviamente, pero no así... y menos aún, que Shou le viera a él. Intentó concentrarse tan sólo en el pequeño trozo de piel que estaba siendo tatuado, aunque el sonido de la máquina no era muy agradable. Shou... No le traía buenos recuerdos ese nombre, y eso le hacía desconfiar aún más de él.
A Shou, sin embargo, le gustaba la visión que tenía, era más bonita y entretenida que su brazo, y le ayudaba a no prestarle atención al dolor. Miraba a aquel chico con una sonrisa traviesa, ya que recordaba lo bien que se lo había pasado con él la otra noche, y le resultaba divertido verlo ahora tan modosito y tan diferente a lo que había conocido entonces. Llevaba un aspecto tan normal que al principio le había costado reconocerle, pero debía admitir que así el chico le gustaba más… incluso empezaba a intrigarle su persona, visto lo visto, pues se preguntaba por qué un chaval tan joven y normalito podía dedicarse a la prostitución, más, teniendo tan buenos amigos que se preocupaban por él. Ahora, saber su nombre le interesaba de verdad.
- ¿Y cómo te llamas?
- Masahiko... - murmuró él, sintiendo un ligero calor en sus mejillas. ¿Por qué ese chico se interesaba por él? ¿No había tenido bastante con lo de la otra noche? ¿O de verdad no quería otra cosa más que burlarse de él? - Hace un poco de calor aquí, con los cuatro metidos... ¿No crees, Hideto? - Le echó una mirada de reojo, buscando la ayuda de su amigo.
Enseguida Hideto se levantó y abrió completamente la puerta, volviendo después junto a Masa.
- Ahora entra más aire, ¿mejor así? – le preguntó a Masa.
- Pensaba que te querías ir... – soltó de repente Shou.
Masa carraspeó, ahora visiblemente sonrojado.
- Tenía calor, ¿vale? - Añadió, totalmente a la defensiva. - Y tú mejor concéntrate en tu tatuaje, ¿no? - Apoyó la barbilla en la palma de la mano y fijó su mirada en el jardín.
Shou solamente soltó un resoplido, negando con la cabeza mientras sonreía. Después, hizo lo que el chico le había aconsejado, concentrarse en su tatuaje.
- ¿Le queda mucho? – le preguntó a Ryu.
- Si te callas terminaré antes… - le soltó éste como reprimenda por haber picado a Masa.
Cuando se cansó de mirarse el brazo volvió la vista al frente, relajando la cabeza en el respaldo y mirando a Masa en silencio. Así, le parecía mucho más atractivo. Su sonrisa divertida había desaparecido y ahora se mostraba más relajada.
Masa, por su parte, se sentía terriblemente incómodo. ¿Por qué todo lo que decía Shou le molestaba tanto? Le molestaba hasta su forma de sonreír, y cómo hablaba con sus amigos.
A pesar de que se negaba a darle el gusto de que le pillara mirándolo, de vez en cuando no podía evitar que se le escapara alguna mirada hacia su cuerpo, y no solamente a su brazo... Finalmente resopló, mirando al suelo, y estiró las mangas de su jersey.
- Nos hemos dejado los tés fuera... ya deben estar calientes... - hablaba con Hideto como si éste fuera la única persona en la habitación.
- ¡Oh! Voy enseguida a por ellos, tú no te muevas de aquí… - le dijo levantándose de pronto y saliendo corriendo a por ellos. Tardó un poco más de lo esperado en volver, ya que tuvo que ponerles un poco de hielo. – Ten, Masa, tu té, ahora vuelve a estar frío – le sonrió, entregándole su vaso, y se sentó de nuevo en el tatami.
Masa estaba a punto de gritar de desesperación. Hideto no entendía ninguna de sus indirectas para irse de allí, y él podía sentir la mirada de Shou fija en él, clavándosele. Era insoportable.
Hasta que se terminó su té, no volvió a decir una sola palabra más, aparentemente más interesado en el jardín que en el tatuaje. Tras darle varias vueltas entre sus manos al vaso vacío, finalmente se levantó.
- Es tarde ya, creo que debería ir yéndome a casa... tengo muchas cosas que hacer... - Por supuesto era mentira, pero eso Shou no lo sabía. - Muchas gracias por el té, Hideto - le hizo una pequeña inclinación. - Nos vemos, Ryu, cuídate - con la "excusa" de no distraerle, ni siquiera le miró, aunque en realidad fue para no tener que ver al otro chico. Y con esas, se dirigió hacia la puerta.
- ¿Eh? Espera, Masa… - dijo Hideto, levantándose a la carrera y yendo tras él, ya fuera de aquella estancia. – Masa... – cuando casi habían llegado a la entrada, el chico le cogió del brazo – ¿Ya te vas? Si aún es pronto… por favor, quédate un poco más, hasta que Ryu termine… pensaba que querías ver cómo le tatuaban…
- No, no quiero verlo... - Masa bajó la voz para evitar que le oyeran. - Quería ver cómo Ryu tatuaba, sí, pero no a ese tío... Estoy harto de las miradas que me echa y de los comentarios que me hace. - Cogió a Hideto de la mano. - Quería pasar un rato agradable contigo, pero estoy cansado de ser el centro de atención... y si no podemos salir de ahí, prefiero irme a casa y no ser una molestia para ti y para Ryu.
El pobre Hideto se había quedado sin habla, pues no se había percatado de lo molesto que estaba Masa.
- Si quieres… volvemos a las escaleras y charlamos… como antes… - suspiró, esperando a que Masa se decidiera, y por miedo a que dijera que no, trató de convencerle aliviando la situación. – Yo no creo que Shou sea mala persona… yo creo que te mira porque le gustas… lo que pasa es que él habla así con todo el mundo, pero no lo hace para molestar a nadie…
- Venga ya, ¿gustarle? Como mucho querrá follarme otra vez...- Al final había cedido, y volvían a la entrada los dos solos. - Pero va listo si esa es su intención, ya le dije que la próxima no iba a ser gratis. - Tomó asiento en un escalón de piedra. - ¿De verdad es así con todo el mundo? Alguien debería decirle que no se puede ser tan chulo con los desconocidos...
- Bueno… Ryu le suelta pullas, pero son muy buenos amigos… y tampoco es tan chulo… sólo que le gusta llamar la atención… Pero de verdad que creo que le gustas… si no, ¿por qué iba a querer… hacerlo otra vez contigo?
Masa soltó una risa.
- Qué inocente eres, Hideto... - Pero esa era una de las razones por las que le gustaba tanto su amigo. - Bueno, ya le has oído antes... Estaba desesperado, hacía tiempo que no echaba un polvo, y conmigo lo pasó mejor que bien. Obviamente tú no lo sabes, pero te diré que soy bastante bueno en la cama y que muchos repiten. ¿No sabes que tengo algunos clientes fijos? Bueno, pues no es precisamente por mi simpatía. - Sonrió, sintiéndose relajado a pesar de todo en compañía del chico. - Y ese quiere repetir, te lo digo yo. Se le nota en la cara. Pero no porque yo le guste... no tiene cara de tío romántico precisamente, ¿me equivoco?
- Bueno… no lo es… no tiene novio… Ryu siempre le dice que debería sentar la cabeza un poco… pero quién sabe… lo mismo tú sí le gustas de verdad… - le respondió completamente ruborizado tras escuchar aquellas confesiones de su amigo.
- Anda... invítame a otro té - le soltó Masa entre risitas. - De todas formas daría igual aunque tuvieras razón, porque yo no quiero ninguna relación seria ahora... Ni quiero, ni puedo.
- Quién sabe, Masa… a lo mejor no es Shou… pero tal vez aparezca alguien que te guste de verdad y te demuestre que te quiere, y entonces tú quieras tener una relación seria con él… como me pasó a mi…
Hideto se había puesto en pie para volver a la cocina y servirle otro té a Masa. Sólo tardó un momento, dejando a su amigo a solas para que meditara lo que le había dicho. Esta vez volvió con dos vasos de té y una caja de las galletitas de chocolate que tanto le gustaban a Masa.
- Ten… no pienses más en Shou... – le dijo dándole su vaso de té y poniendo a su lado las galletas.
Masa las aceptó con un "gracias" y una sonrisa. Hideto oyó entonces las voces de Ryu y Shou, acercándose a ellos.
- Ryu… ¿ya le has terminado el tatuaje? ¿Qué tal ha salido?
- De puta madre, ¡tu novio es un artista tatuando! - Exclamó Shou, satisfecho de tener por fin su brazo tatuado completamente. Sin embargo, pese a ver que Masa aun seguía ahí, prefirió no decirle nada para no incomodarlo, tal como Ryu acababa de reprocharle momentos antes. Así que sólo lo miró de reojo con una leve sonrisa.
- Lo sé… arregló el mío y lo dejó irreconocible. ¿Verdad, Masa? ¿A que se quedó genial?
- Sí, es verdad, te hizo una verdadera obra de arte. Se te da muy bien, Ryu.
Éste le dio una fuerte palmada en el hombro a Shou para despedirse de él.
- Bueno, ya sabes lo que tienes que hacer, como dejes que te dé el sol date por jodido…
- Que sí, Ryu, que sí…
- En fin, me largo a recoger el material… nos vemos, Shou… - esta vez chocó fuertemente su mano con la de él y luego desapareció tras la puerta.
Los otros tres se quedaron a solas, un poco en silencio, aunque enseguida Shou se despidió de ellos.
- Bueno… nos vemos… - hizo una pequeña reverencia con la cabeza y se dio la vuelta, pero apenas hubo dado unos pasos se giró, exclamando un leve “Ah, se me olvidaba” y acto seguido, tras volver frente a ellos, tomó la barbilla de Masa y le robó un pequeño beso. – Encantado de haberte conocido, Masa… - después le guiñó el ojo y antes de que el chico pudiera arremeter contra él se dio la vuelta y se marchó escalinata abajo. Tuvo suerte de que Hideto, a pesar del shock, estuviera cogiendo a Masa de la mano.
Para cuando Masa reaccionó, Shou ya estaba demasiado lejos para hacerle algo. Se llevó los dedos a los labios, tocando donde acababa de ser besado, y miró indignado a la espalda del chico que se alejaba.